miércoles, 12 de abril de 2017

MK-ULTRA


 La batalla científica para controlar nuestras mentes Tras la droga, se investigó con la electrónica, las telecomunicaciones y el injerto de un chip El lema del programa más perverso de control mental reza: “¿podemos tomar el control de la mente de un individuo y dominar su voluntad?” Como en muchas otras cosas, los científicos alemanes destacaron en estos campos. Está documentado que gran parte de los experimentos realizados por los científicos nazis tenían por objetivo doblegar la voluntad del individuo... o de una colectividad.

No es por casualidad que el régimen nazi fuera el primero en utilizar la radio y el cine como medio de propaganda, es decir, de adoctrinamiento de las masas. Más sorprenderá conocer que el propio Adolf Hitler, miembro de la sociedad de Thule, realizó cursos de formación en Inglaterra sobre técnicas de oratoria en el Instituto Tavistock de Relaciones Sociales. Estas técnicas, hoy usadas por todos los partidos políticos, fueron la base de su éxito.Resultado de imagen para proyecto mk ultra y control mental

 Uno de los ojeadores se llamaba Henry Kissinger, y fue uno de los ideólogos del Proyecto Mind Kontrol Ultra (MK Ultra). Su meta, como apareció en un documento del programa MK Ultra, de 1952, suena todavía hoy a ciencia ficción:

“podemos tomar control de un individuo, al punto donde éste hará nuestra voluntad, contra la suya propia, y aún contra las propias leyes fundamentales de la naturaleza y la autoconservación”.

 De acuerdo a datos oficiales, el proyecto MK Ultra se extendió entre los años 1952 a 1965, con un presupuesto de mil quinientos millones de pesetas, e involucró a 185 sabios que en estricto secreto llevaron a cabo 149 investigaciones diferentes en 44 universidades e institutos, 15 fundaciones y laboratorios, 12 hospitales y tres penitenciarías. Sacados a la luz en los años setenta en el curso de una investigación del Congreso de los Estados Unidos, la mayor parte de los documentos que prueban la existencia de este programa fueron destruidos por Richard Helms, ex jefe de la CIA, cuando abandonó el cargo, en 1973.
A consecuencia de ello, el presidente Gerald Ford llegó a prohibir expresamente la experimentación con drogas sin el consentimiento expreso del paciente. Oficialmente, la comisión Church de 1974 acabó con estas prácticas pero todavía en los años noventa, Bill Clinton pidió perdón por su existencia:

“miles de experimentos se llevaron a cabo en hospitales, universidades y bases militares en toda nuestra nación, inmorales, no solo para nuestros días sino para los estándares de cuando fueron realizados”.

 Sin embargo, estos experimentos han continuado con el proyecto DARPA, Defense Advanced Research Projects Agency (Agencia de investigación de proyectos avanzados de defensa). Sus instalaciones están a unos pocos centenares de metros de la Universidad de Virginia donde el coreano Cho mató a decenas de compañeros en 2006 sin motivo alguno. Para muchos, Cho fue un asesino teledirigido. La experimentación con los medios de comunicación como arma de manipulación de las masas ha ido intrínsicamente unida a las de la psicología.
Las armas utilizadas serían las mismas que la publicidad y la televisión usarían en el siglo siguiente: sexo y violencia. Los instintos irracionales del individuo. Este patrón individual se repite a nivel masivo, pudiendo programarse las mentes de colectividades mediante una adecuada dosis de sexo y violencia, que nublan la conciencia de la persona.Resultado de imagen para proyecto mk ultra y control mental

 Los archivos sobre el programa Mind Kontrol Ultra desclasificados en 1975 indican que en los años cincuenta comenzaron los ensayos con drogas como el LSD o la mescalina para averiguar cómo tomar el control de la mente de un ser humano y poder crear así el supersoldado. La CIA no fue el único organismo norteamericano que utilizó este arma; el ejército norteamericano hizo lo propio y sometió -en principio, con su consentimiento- a varios espías a pruebas de la verdad tras haber ingerido LSD. El experimento trataba de comprobar si determinadas drogas podían hacer que los detenidos confesaran. La cultura del ácido Hoy es de dominio público la influencia que el LSD ejerció en el emerger de la llamada cultura psicodélica, de la mano, entre otros, del psicólogo Timothy Leary y el escritor Ken Kesey, pero es muy desconocido su uso en el control mental de la población. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario